Por: Wissam Rafidi
En el momento de escribir este artículo, en la mañana en que entró en vigor el alto el fuego en el Líbano, si la campaña contra Hezbolá y la resistencia libanesa no ha comenzado, tardará horas en hacerlo, y puede decirse que ya antes de que se anunciara el acuerdo se empezaron a vislumbrar los signos de la misma.
La campaña será lanzada por fuerzas sectarias que ven a los chiíes y a Irán como sus enemigos, no contra el proyecto sionista y el Estado genocida. Se trata de periodistas que trabajan para periódicos y medios de comunicación satelitales cuya posición es conocida desde el primer día de la Batalla del Diluvio, una posición de hostilidad hacia la resistencia y de promoción de los posicionamientos a favor de la ocupación. Es probable que su campaña se base en varios ejes, el más importante de los cuales es que Hezbolá vendió a la resistencia palestina al aceptar el acuerdo sin mencionar Gaza, ya que siempre ha hecho hincapié en la conexión entre los dos frentes, por lo que esas fuerzas sectarias con esos medios de comunicación seguirán afirmando, como hacían antes del 7 de octubre, que el eje de la resistencia ha llegado a su fin y con él la unidad de los frentes.
Para quienes siguieron el curso de los diálogos, las filtraciones e incluso los tres discursos del primer secretario de Hezbolá, Naim Qassem, estaba claro que Gaza no formaría parte del acuerdo, y quizás también los discursos y algunas declaraciones procedentes de distintas partes llevan a formarse una suerte de conjetura de que en paralelo se estaban llevando a cabo segundas negociaciones relacionadas con Gaza sin que se anunciara su vinculación con las negociaciones sobre Líbano. Se trata solo de conjeturas, que desde luego no alcanzan el nivel de información objetiva en la que basarse. Lo cierto es que se firmó un acuerdo sin abordar el tema de Gaza, y hay que tratar de basarse en esto e intentar comprender qué hay detrás de este hecho: ¿Ha “vendido” la resistencia libanesa a Gaza, o desde el pasado septiembre se han desarrollado circunstancias políticas y sobre el terreno que no han permitido que se plantee el tema de Gaza, o, por último, hay algo que no se ha anunciado relacionado con Gaza?
Para entrar en el debate sobre esta cuestión, basta recordar lo que se pueden considerar hechos concretos que emergen con el anuncio de la firma:
En primer lugar, si la entidad poderosa del Estado sionista genocida no vence, se considerará derrotada, y esto es lo que expresa el resultado de la reciente encuesta pública israelí que indica que el 69 % de la población israelí cree que Israel no ha derrotado a Hezbolá, o, según otra lectura de los datos estadísticos, que el 69 % de los israelíes cree que Israel ha sido derrotado en la medida en que no ha derrotado a Hezbolá, y por lo tanto el partido ha vencido. Ese resultado, junto con las declaraciones de numerosos funcionarios de ciudades y asentamientos, e incluso el discurso evasivo por excelencia de Netanyahu, sin tener en cuenta las declaraciones de figuras de la oposición, que solo son intentos de ganar protagonismo, confirman sin lugar a dudas que el Estado genocida está fracasando y está experimentando una derrota con todas sus repercusiones futuras, que serán numerosas e importantes, como lo fueron las repercusiones de la incursión del 7 de octubre y la heroica resistencia en Gaza desde hace 14 meses.
En segundo lugar, si bien analistas, periodistas y políticos podrán analizar las razones por las que el Estado genocida aceptó el alto el fuego y sacar sus conclusiones, se puede considerar que la razón principal ha sido su derrota manifiesta en la guerra por tierra contra el Líbano, concretamente en las recientes batallas en Khiam, Kfar Kila, Shamaa y Bayadieh (la última de las cuales envió a casa al comandante de la Brigada Golani), así como una serie de ataques con misiles contra lugares estratégicos clave, entre los que destaca la residencia de Netanyahu, un peligroso precedente moral y político en la historia de la lucha contra la ocupación que nunca antes se había producido, y el ataque con un misil contra el cuartel general del comandante de la Fuerza Aérea, reivindicado por Hezbolá el pasado martes por la noche. La ofensiva con unos 320 misiles durante el día y la noche del pasado domingo lanzó quizás el mensaje más importante al Estado genocida: sabemos cómo negociar, imponer nuestras condiciones y hacer que cedan. La sucesión de concesiones en las condiciones y exigencias sionistas hasta el momento de la firma sugiere que detrás de ellas están el campo de batalla, los combatientes de la resistencia y sus logros.
El anuncio del Estado genocida sobre la destrucción del 80 % del arsenal de misiles de Hezbolá ha quedado atrás como propaganda fallida, al mismo tiempo que se ha confirmado que los ataques con buscapersonas y el asesinato del Secretario General, el “Símbolo de los Mártires”, así como de la cúpula militar, ya no tienen ningún impacto en el partido, que ha recuperado sus capacidades sobre el terreno en un período de tiempo excepcional. Pese a las promesas de que Hezbolá sería derrotado, como declaró el infantil de Netanyahu, ministro de guerra de Israel, de que Hezbolá sería desarmado, o de que se cambiaría el sistema político libanés, solo se ha logrado la aplicación de la resolución 1701, que Hezbolá ya había aceptado en 2006.
En tercer lugar, conviene recordar que quienes van a lanzar la campaña de descrédito y ataque contra el acuerdo y Hezbolá, incluidos políticos, sectarios, medios de comunicación y regímenes subordinados, como los cuadros de las Falanges y las Fuerzas Libanesas, no han derramado ni una sola gota de sangre, ni han aportado una sola bala en la historia de la lucha contra el monstruo sionista y sus aliados occidentales, mientras que Hezbolá ha brindado miles de combatientes entre mártires y heridos (solo el ataque con buscapersonas causó 4.000 bajas entre los combatientes y miembros del partido) sacrificados por apoyar a Gaza y defender el Líbano. Como resultado de la agresión sionista en respuesta a la postura adoptada por Hezbolá, 1.400.000 libaneses fueron desplazados y cientos de casas e instalaciones fueron destruidas en el sur, Dahiya, Tiro y Sidón. Además, Hezbolá ha ofrecido a sus principales líderes militares, incluido el Secretario General, el “Señor de los mártires, Hassan Nasralá” [el líder Nasralá representa un símbolo de la resistencia contra la ocupación sionista y se considera a nivel internacional una figura antiimperialista].
En cuarto lugar, el intento de hacer estallar la situación interna libanesa en contra de Hezbolá y sus combatientes en el sur mediante un segundo frente, tanto militar como político, fue una apuesta seria apoyada por llamamientos explícitos de Netanyahu, la embajadora estadounidense, Lisa Johnson, líderes de las Fuerzas y las Falanges libanesas y el equipo del político suní Ashraf Rifi. Además, varios informes de prensa indicaron que se estaban acumulando armas en algunas zonas, como si se estuvieran preparando para hacer estallar un frente contra la resistencia. Se trata de una apuesta, un empeño y una planificación que han fracasado por completo, y esto puede ser un factor importante para que Netanyahu se mostrara partidario del acuerdo.
En quinto y último lugar, el pueblo libanés ha pagado un alto precio en términos de número de personas desplazadas y de destrucción sistemática en Dahiya, el sur, Tiro y Sidón, que son, esencialmente, las zonas de apoyo popular a Hezbolá. Por consiguiente, la base social, que respalda al partido, tiene derecho a pedirle que trate seriamente de conseguir un alto el fuego desde una posición de fuerza y no de debilidad, lo que creo firmemente que ha podido ser el eje principal que ha guiado al partido en sus negociaciones y la razón principal de su acuerdo, como es totalmente comprensible. Además, otros dos actores influyeron aparentemente en la decisión del partido, a saber, Nabih Berri, a quien el partido le tuvo que delegar el trámite de la negociación, y el Gobierno, que no puede calificarse de partidario de la resistencia, aunque se involucró en las negociaciones, pero solo por razones circunstanciales. Estos dos actores, desde mi punto de vista, tuvieron un margen de negociación menor al que podría haber tenido el partido en otras circunstancias.
Teniendo en cuenta la victoria sobre el terreno de Hezbolá, la derrota del Estado genocida, los logros de Hezbolá en el campo de batalla por tierra y en las campañas de ataques con misiles y drones contra sus bases, el restablecimiento de sus capacidades de combate y de misiles tal como eran antes del 17 de septiembre, el fracaso del plan de abrir un frente libanés colaboracionista hostil, militar y político a espaldas de la resistencia, además del claro apoyo de su base popular a la elección del partido por la resistencia, ¿no habría sido posible lograr mejores condiciones para el alto el fuego, es decir, insistir en vincular la firma del acuerdo con el cese de la agresión contra nuestro pueblo en Gaza, como cláusula principal del acuerdo, tal y como venía declarando Hezbolá desde el 8 de octubre? Es legítimo que nuestro pueblo, cuya sangre se ha mezclado con la del pueblo libanés y su resistencia extraordinaria en el sur, y habida cuenta de que aprecia y honra la posición de Hezbolá y sus sacrificios por Palestina y Gaza, se plantee esta pregunta y espere una respuesta de Hezbolá que no debería demorarse.
La argumentación presentada se basa en la comprensión de las complejidades del frente interno libanés, que no está completamente alineado con la resistencia, dado que una parte tiene objetivos mucho más modestos que los de la resistencia, y otra trabaja abiertamente en su contra, así como en la consideración del precio pagado por la población libanesa por su apoyo a la resistencia.
Finalmente, quizá haya una parte de la respuesta en lo que señaló Osama Hamdan (representante de Hamas en el Líbano) en su última declaración al canal Al-Mayadeen. Hamdan, conocido por la prudencia de sus declaraciones, afirmó que la resistencia palestina está en constante coordinación con Hezbolá y está plenamente informada de los detalles de lo que está ocurriendo. Por consiguiente, ¿hay algo que no se haya anunciado y que pueda servir para detener la agresión sionista contra nuestro pueblo en Gaza, que se base ante todo en la resistencia de la Franja de Gaza?