Naji al-Ali fue un luchador y pintor palestino. Describir a una persona como Naji no es tarea fácil, ya que dedicó su vida entera a retratar Palestina en su totalidad: la situación política, económica y social, todo desde una perspectiva crítica. No solo se limitó a describir, sino que representó y analizó profundamente la causa palestina, la realidad del refugio forzado y la crueldad de la ocupación israelí.

En este texto intento comentar una de las caricaturas de Naji al-Ali sobre el Día de los Trabajadores. A primera vista, la caricatura puede parecer sencilla, pero encierra un análisis profundo de la crisis que enfrenta la clase trabajadora en todo el mundo.

La caricatura se divide en dos elementos: una pancarta en la que se lee ‘¡Que viva la clase trabajadora!’, y la voz de una mujer trabajadora que dice ‘¡Estoy harta de esta vida!’.

El mensaje que quería transmitir es resaltar la línea que separa vivir de sobrevivir, la diferencia entre tener autonomía y estar alienado. Esto puede llevar a preguntas fundamentales, como: ¿Para qué y en favor de quién vive la clase trabajadora? ¿Cómo debería ser la vida digna para la clase trabajadora?

En las décadas de 1970 y 1980 (el período en el que Naji pintó esta caricatura), los trabajadores palestinos, tanto en Palestina como en la diáspora, vivieron condiciones económicas y sociales complejas debido a la ocupación israelí. En Cisjordania y la Franja de Gaza, la falta de una economía independiente, provocada por la ocupación que confiscó tierras y recursos, obligó a un gran número de trabajadores palestinos a ingresar al mercado laboral de la ocupación. Estos trabajadores laboraban sin contratos formales, bajo condiciones de explotación, y carecían de derechos laborales fundamentales como seguros, compensaciones y la posibilidad de formar sindicatos.

Por otro lado, los refugiados palestinos en la diáspora sufrieron diferentes grados de marginación. En Líbano, se impusieron muchas restricciones a su derecho al trabajo, lo que llevó a muchos a buscar empleo en el sector informal. En Jordania, un gran número de refugiados sufrió a raíz de los eventos de «Septiembre Negro» en 1970. En Siria, se permitió a los palestinos trabajar, pero siguieron sin ciertos derechos políticos. En general, los trabajadores y refugiados palestinos, independientemente de su lugar de residencia, vivieron una situación de alienación económica, social y política.

Hoy en día, después de varias décadas, nada ha cambiado a favor de la clase trabajadora palestina. Por el contrario, la situación sigue empeorando debido a la ocupación israelí y a las políticas neoliberales implementadas por la autoridad palestina, las cuales han tenido efectos negativos en varios aspectos de la vida de los trabajadores, tanto a nivel social, político, económico como sanitario. ¡La clase trabajadora sigue estando harta de esta vida!

La clase trabajadora en Palestina, que desde el 7 de octubre de 2023 enfrenta un genocidio, masacres, torturas e intentos sistemáticos de deshumanización, no está aislada ni separada de la clase trabajadora en el resto del mundo. Al contrario, los trabajadores palestinos se encuentran en la primera línea de resistencia, enfrentando agresiones, crímenes coloniales, imperialistas y de explotación, que afecta a toda la clase trabajadora.

Por último, la creatividad de Naji al-Ali no solo se refleja en sus habilidades técnicas, sino en su capacidad excepcional para usar el arte como una poderosa herramienta de crítica social y para desvelar las facetas de la injusticia y la ocupación. A través de sus líneas, logra transmitir mensajes complejos, mostrando con claridad el sufrimiento humano y las realidades de los peligros que enfrenta la clase trabajadora en todo el mundo.

Bahaa Gasán

Shares:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *