Este artículo fue publicado en su versión original (inglés) en People’s Dispatch el 16 de mayo de 2025, por Peiman Salehi.

Cuando se aplica el derecho internacional de forma selectiva, cuando se sacrifica la justicia en aras de intereses geopolíticos, lo que queda no es orden, sino dominación.

Catástrofe humanitaria

En mayo de 2025, la catástrofe humanitaria en Gaza ha alcanzado un nivel sin precedentes. Más de 50 000 palestinos han sido asesinados desde octubre de 2023, la gran mayoría de ellos civiles, incluidos miles de niños. Sin embargo, las potencias occidentales, en particular Estados Unidos y sus aliados, siguen defendiendo un supuesto «orden internacional basado en reglas». Esta frase, que se invoca a menudo para justificar sanciones, intervenciones y presiones diplomáticas en otros lugares, resulta hueca cuando se aplica a la difícil situación que sufre el pueblo palestino desde hace décadas. La ocupación continua, las políticas de apartheid y los repetidos crímenes de guerra cometidos por Israel, con el apoyo incondicional de Occidente, ponen de manifiesto la profunda hipocresía que subyace al llamado orden internacional.

A pesar de las más de 100 resoluciones de la ONU que condenan los asentamientos israelíes, los desplazamientos forzados y los ataques indiscriminados contra civiles, sigue sin haber una rendición de cuentas significativa. Israel no se enfrenta a sanciones, ni a un embargo de armas, ni al aislamiento internacional. Por el contrario, sigue recibiendo miles de millones de dólares en ayuda militar, acuerdos comerciales preferenciales y cobertura política de las potencias occidentales. Mientras tanto, Gaza permanece sitiada. Se bombardean hospitales, se bloquean los convoyes de ayuda y se niegan deliberadamente bienes de primera necesidad como el agua, el combustible y la electricidad. Esto no es una respuesta de seguridad, es un castigo colectivo a gran escala.

Aplicación selectiva del Derecho Internacional

El enfoque de Occidente respecto al derecho internacional es todo menos coherente. Cuando Rusia anexionó Crimea o cuando países como Irán y Venezuela fueron acusados de violaciones de derechos humanos, se impusieron sanciones rápidas y se produjo una condena mundial. Sin embargo, cuando Israel viola abiertamente los Convenios de Ginebra, ataca infraestructuras civiles y desafía a la Corte Internacional de Justicia, se le recompensa con acuerdos de normalización, inversiones tecnológicas y alianzas en materia de defensa. Este flagrante doble rasero ha destruido la credibilidad de cualquier discurso «basado en reglas». Está claro que las «reglas» solo se aplican a los adversarios de Occidente, no a sus aliados.

La instrumentalización de la narrativa

Igualmente preocupante es el papel de los medios de comunicación occidentales en la configuración de la percepción pública. La resistencia palestina se tilda de «terrorismo», mientras que la agresión israelí se presenta como «autodefensa». Se utilizan términos como «enfrentamientos» para ocultar la realidad de los ataques militares unilaterales. La deshumanización de los palestinos y el borrado de su sufrimiento son componentes clave para mantener esta ilusión de superioridad moral. El periodismo que cuestiona esta narrativa suele ser silenciado, censurado o tachado de parcial.

No orden, sino dominación

Palestina ya no es solo una crisis humanitaria, es un espejo que refleja la bancarrota moral del sistema mundial. El orden mundial basado en reglas, promovido por Occidente, se ha derrumbado bajo el peso de sus propias contradicciones. Cuando el derecho internacional se aplica de forma selectiva, cuando algunas vidas se consideran prescindibles y cuando se sacrifica la justicia en aras de intereses geopolíticos, lo que queda no es orden, sino dominación. La justicia para Palestina ya no es una preferencia política, es un imperativo moral mundial. Hasta que el mundo no se enfrente a esta hipocresía, la paz seguirá siendo inalcanzable, no solo para los palestinos, sino para la humanidad en su conjunto.

Peiman Salehi es un pensador y analista político especializado en liberalismo, narrativas globales y el discurso geopolítico del Sur Global.

Este artículo fue publicado por primera vez por Global Research.

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