En el período reciente, han sucedido una serie de acontecimientos relacionados con el genocidio que está cometiendo la ocupación israelí en Palestina. Tal vez la gira del presidente estadounidense Trump por el Golfo Árabe haya sido un factor revelador de una serie de interacciones en los escenarios regional e internacional. Al mismo tiempo, se produjeron reacciones y movimientos tanto directos como indirectos.

Aunque el título de la “visita” no fue Palestina ni la detención del genocidio, pero se llevó a cabo bajo el pretexto de la “cooperación internacional”, en lo que respecta a Palestina, el título no leído fue: continuación del genocidio y la limpieza étnica.

los reaccionarios árabe… una vez más

La gira de Trump por la región dio como resultado la firma de acuerdos por miles de millones de dólares en diversos sectores, entre ellos: defensa, energía e inteligencia artificial. Sin embargo, el enfoque mediático en las cifras anunciadas parece formar parte de una campaña propagandística destinada a ocultar los contenidos políticos más profundos. A partir de ello, surgen tres cuestiones fundamentales que merecen atención:

Primero: la amenaza explícita lanzada por el secretario de Defensa de Estados Unidos desde Catar, la cual tiene implicaciones estratégicas que van más allá del simple discurso.

Segundo: las serias interrogantes sobre el papel de estas enormes sumas de dinero en el financiamiento de los crímenes israelíes, especialmente considerando que Estados Unidos continuó brindando apoyo financiero y militar a la ocupación durante el periodo de agresión contra Gaza.

Tercero: la incorporación de Siria a la línea de la reacción árabe, en un contexto en el que el régimen de al-Jolani lleva a cabo acciones concretas sobre el terreno que tienen como objetivo la presencia palestina en Siria, por un lado, y avanzan hacia la normalización por el otro.

Por lo tanto, los «logros» de Estados Unidos consisten en reforzar la dependencia de los países del Golfo hacia ella, después de que dicha dependencia se viera perturbada por la postura respecto a la guerra entre Ucrania y Rusia, la cual acercó a los países del Golfo a Rusia y China.

¿Logros de quién?

No se trata de logros nacionales para esos países, sino más bien de un fortalecimiento de su subordinación a Estados Unidos, especialmente considerando que se trata de regímenes autoritarios y compradore. Además, las reuniones y declaraciones incluyeron pasos que contribuyen a realizar la visión sionista de un «Nuevo Oriente Medio» y a reforzar la posición de los regímenes reaccionarios en la región.

Además, la ausencia del Líbano como uno de los temas centrales y principales puede interpretarse como un mensaje implícito hacia el Líbano, que implica la necesidad de dar pasos más decididos hacia la normalización con la ocupación israelí y la dependencia de Estados Unidos, para así recibir «recompensas» similares al régimen de Al-Julani.

También esto conlleva implicaciones políticas que remiten a la situación tanto del Líbano como de Siria en una trayectoria confrontacional a corto plazo, hasta que el Líbano ofrezca mayores concesiones a los agentes del imperialismo estadounidense en la región.

La posición europea… un cambio en el tono y estancamiento en el lugar

Como consecuencia de la gira de Trump, se produjo un cambio inesperado en el tono de la Unión Europea hacia el genocidio, pero sin que hasta ahora se hayan tomado medidas concretas. Esto se debe a las tensiones entre la Unión Europea y la nueva administración estadounidense, por un lado, y al fortalecimiento de las relaciones con los regímenes del Golfo por otro.

Lo notable es que tanto estos regímenes como la administración estadounidense coinciden en una base común respecto a la guerra ruso-ucraniana, algo que no le agrada a la Unión Europea, que tiene una visión diferente, en ocasiones relacionada con una cuestión existencial según algunos discursos europeos.

Además, los regímenes del Golfo son considerados fuentes alternativas de energía para Europa, y que el alineamiento más estrecho de estos regímenes con la órbita estadounidense, según la visión de Trump, podría perjudicar los intereses de Europa y reducir sus cartas de presión sobre Rusia. Por lo tanto, el cambio en el discurso hacia Palestina parece que ha sido como un mensaje dirigido a Estados Unidos que a una verdadera justicia para la causa palestina.

Además, la posición europea se puede leer en dos niveles: el primero, las posturas de los países de forma individual, y el segundo, dentro del marco de la Unión Europea. Y aunque se ha comenzado a revisar el acuerdo de asociación con las autoridades de la ocupación, esto no significa su suspensión, y el tiempo todavía está a favor de la ocupación. Asimismo, la iniciativa de Francia para convocar una conferencia internacional en asociación con Arabia Saudita genera interrogantes sobre si esta es una política para dispersar los esfuerzos en lugar de realmente unirlos.

El único escenario sionista: genocidio y desplazamiento forzado

Las políticas de la ocupación israelí después del 7 de octubre no son producto del momento ni una reacción militar temporal, sino que son la continuación de planes documentados y preparados de antemano, conocidos como el «Plan de acabar con la causa palestina», que busca imponer una nueva realidad demográfica que incluya tanto Cisjordania como la Franja de Gaza. Este plan, según informes israelíes que surgieron simultáneamente -con la gira de Trump en el Golfo-, se basa en el desplazamiento forzado y el genocidio sistemático.

Una encuesta de opinión realizada por el diario Haaretz revela que más del 80 % de los israelíes apoyan el desplazamiento de los palestinos, lo que refleja la profunda penetración de esta postura racista y violenta en la estructura social y política dentro del estado de ocupación, convirtiendo el desplazamiento masivo en una política oficial que goza de legitimidad interna.

En el terreno, Israel ha ampliado su agresión en la Franja de Gaza, introduciendo todas sus unidades de infantería en combates terrestres, en un intento por controlar la mayor extensión posible de territorio. Al mismo tiempo, se han aprobado planes para construir nuevas asentamientos y zonas industriales coloniales en Cisjordania, lo que indica que el proyecto de desplazamiento no es temporal ni limitado, sino parte de una estrategia destinada a cambiar la configuración geográfica y demográfica de Palestina.

Todo esto confirma que el escenario sionista, tal como se refleja en el discurso y la práctica, conoce una única opción: el genocidio y el desplazamiento forzado, como herramientas para acabar con la causa palestina, lo que exige pasos concretos para detenerlo. Esto es algo que el sistema internacional no aborda; todas las reacciones recientes no tratan seriamente de detener el genocidio, sino que parecen permitir a las autoridades de ocupación lograr sus objetivos en un periodo de tiempo determinado.

Frente a esta realidad, sí, el sistema internacional actúa en contra de Palestina, y lo utiliza para resolver crisis y problemas regionales partiendo de Palestina y a costa de su pueblo, debido a que «Israel» y la mayoría de los regímenes árabes constituyen una base militar, política y económica para el imperialismo.

Por: Bahaa Gasán

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