Desde el inicio del genocidio en curso en Palestina, la llamada «oposición israelí» no ha presentado una visión contraria a la que ejecuta el gobierno actual, sino que ha propuesto versiones invertidas que buscan, de una forma u otra, la continuidad de los planes genocidas. Esto despoja a cualquier postura de dicha oposición de su supuesto carácter «moral» y la sitúa en su verdadero contexto: el sistema colonial. La oposición actual ha sido en realidad precursora de todos estos crímenes, y sus críticas al gobierno no son más que un acto de «tradición» política. Cabe destacar además que figuras pertenecientes a esta oposición formaron parte del «gabinete de guerra» desde los primeros días del genocidio.

¿Voces israelíes en contra, pero en contra de qué exactamente?

La red «Quds News» preparó un informe que ofrece una imagen panorámica del historial de figuras pertenecientes a la oposición israelí y su vínculo con el contexto del genocidio que se intensificó desde el 7 de octubre de 2023. Esto se enmarca en las declaraciones de Yair Golan sobre el asesinato de niños en Gaza. Golan es considerado uno de los ideólogos de la estrategia de resolución militar, y en 2019 declaró que era necesario cortar la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza y lanzar una operación terrestre. Además, lideró incursiones en Cisjordania durante la segunda intifada.

Ehud Barak también hizo declaraciones con un menor grado de reconocimiento de los crímenes cometidos, centrando la mayoría de sus críticas en las acciones de Netanyahu que, según él, «dañan la democracia». Sin embargo, el propio Barak perpetró masacres atroces contra los palestinos, las cuales difícilmente pueden resumirse en un simple informe periodístico, ya sea en Palestina o en Líbano. Otra figura que siguió la misma línea de Barak es Ehud Olmert, quien lanzó una ofensiva sangrienta contra la Franja de Gaza entre los años 2008 y 2009. Cabe destacar que tanto Olmert como Barak ocuparon anteriormente el cargo de primer ministro.

El actual líder de la «oposición», Yair Lapid —quien también tiene antecedentes en crímenes— declaró recientemente que «se debe establecer una zona de seguridad en Gaza y controlarla, pero hay que discutir quién administrará la Franja». Tales declaraciones se conocen como «reconocimiento limitado» no representa un despertar de conciencia, sino una estrategia sionista para preservar su proyecto. Estos líderes no se oponen al asesinato, sino que únicamente se preocupan por la imagen de su entidad ante el mundo. Estas voces no están en contra del genocidio, sino de la forma en que se está llevando a cabo.

La literatura sionista como referente

La literatura sionista como referente

La literatura sionista no se enmarca dentro de una categoría artística con un mensaje humanista, sino que ha sido un prólogo y una base del sionismo político al despojar al palestino de su humanidad. Incluso en aquellos casos en los que se expresa cierta empatía hacia el palestino, esta proviene de un enfoque moral, no político; es decir, el palestino —en raras ocasiones— aparece como una víctima silenciosa, pasiva e inactiva, y no como un sujeto con derecho sobre la tierra y la historia. estas cuestion que las había explicado y analizado profundamente Gasán Kanafani.

En este sentido se destaca la novela Khirbet Khizeh, que narra la historia de soldados del ejército de ocupación que cometieron crímenes de limpieza étnica en Palestina después de la Nakba. La obra muestra el conflicto interno de algunos soldados entre cumplir órdenes y sentir culpa. Esta novela se basa en el principio de: «Cometemos el crimen y luego sentimos remordimiento».

Por su parte, la prensa israelí no se desvía de la línea sionista, ya sea en la literatura o en la política. Aunque cada medio de comunicación o periódico tiene su propia orientación ideológica, la diferencia principal radica en la forma de expresión, no en el contenido esencial. Hay periódicos que han apoyado explícita o implícitamente el genocidio y su continuación, otros que han adoptado la estrategia del «reconocimiento limitado», y algunos que han pedido el fin de la guerra. Aquí es donde radican las falacias del periodismo israelí: en presentar lo que ocurre como si fuera una guerra.

En cuanto al debate sobre el fin de la «guerra», nunca se plantea en el contexto de detener los crímenes cometidos contra el pueblo palestino, sino más bien con el objetivo de recuperar a los prisioneros de la ocupación o rescatar a sus soldados de los ataques de la resistencia. Algunos han reconocido que “la prioridad ahora es recuperar a los prisioneros, y dentro de dos, tres o cinco años… el ejército atacará Gaza nuevamente”. En resumen, el palestino sigue apareciendo en la prensa israelí bajo la misma representación establecida por la literatura sionista: como un «evento incidental» dentro de la historia falsificada de lo que se denomina Israel.

El sionismo como sistema

El sionismo es un sistema colonial, no simplemente un acto político, literario o discursivo. Su objetivo primordial y final es eliminar al pueblo palestino físicamente, así como eliminar su historia, su presente y su futuro; y suprimir cualquier posibilidad de que el pueblo palestino se represente a sí mismo en una forma política. Por lo tanto, la oposición israelí es parte integral de este sistema, y no representa una alternativa al régimen existente; al contrario, actúa para reforzar su legitimidad después de que el mundo ha sido testigo del nivel de criminalidad de esta entidad ocupante.

Esto se lleva a cabo mediante declaraciones similares a las hechas por Golan, Barak, Olmert y otros exfuncionarios y medios de comunicación. El objetivo de dichas declaraciones forma parte de los intentos por embellecer la imagen del régimen colonial y enviar un mensaje falso y distorsionado al mundo, en el que se intenta cargar la responsabilidad sobre ciertos individuos —representados por el actual gobierno israelí— sin considerar, en primer lugar, que todo el sistema es en sí mismo colonial, racista y militarista, que desde hace más de cien años, este sistema no ha cesado de cometer crímenes de genocidio y limpieza étnica en Palestina.

A la luz de lo anterior, queda claro que lo que se denomina «oposición israelí» no es más que una extensión del sistema colonial sionista, que actúa para restaurar el proyecto en lugar de desmantelarlo. Ya sea que el discurso se vista con un lenguaje de “democracia” o de “humanidad”, el objetivo sigue siendo el mismo: continuar eliminando al pueblo palestino de la geografía y de la historia, e impedir la imposición de sanciones reales y significativas sobre este régimen.

La fusión entre política, literatura y medios de comunicación en Israel demuestra que toda la estructura está construida sobre la base del exterminio. Por lo tanto, cualquier análisis que ignore la naturaleza estructural de este sistema no podrá producir una comprensión verdadera de los derechos legítimos e inalienables del pueblo palestino.

Por: Bahaa Gasán

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