“No hay acción revolucionaria sin táctica revolucionaria, ni táctica revolucionaria sin estrategia.”

— Mártir Abu Ali

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Abu Ali Mustafa (Mustafa Ali al-Ali al-Zabri, 14 de mayo de 1938 – 27 de agosto de 2001) fue mucho más que un líder revolucionario: fue el arquitecto y constructor de la resistencia. Su trayectoria —desde su infancia en una familia pobre hasta su liderazgo en la resistencia palestina— encarna la lucha, la convicción y el desafío constante frente a la ocupación.

Raíces de la resistencia

Nació en Arraba, Yenín, en el seno de una familia campesina, y su vida temprana estuvo marcada por la dureza. Abandonó la escuela a una edad temprana y trabajó en las fábricas de Haifa durante la Nakba (catástrofe de 1948), donde se arraigó en la clase trabajadora, núcleo que moldeó su pensamiento y visión política.

Con solo 17 años, se unió al Movimiento Nacionalista Árabe (MNA) junto a figuras que más tarde serían líderes de la revolución palestina, como el Dr. George Habash y Wadie Haddad, todos comprometidos con la liberación nacional árabe frente al colonialismo sionista, occidental y los regímenes árabes reaccionarios.

Fundación del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)

Su militancia tuvo un alto costo personal. Fue encarcelado durante cinco años en cárceles jordanas tras un juicio militar, experiencia que reforzó su compromiso con la causa de la liberación de los presos y detenidos políticos, tanto en cárceles de la ocupación como de regímenes reaccionarios.

Al ser liberado en 1961, asumió la responsabilidad de dirigir operaciones de guerrilla del MNA en el norte de Cisjordania contra la ocupación. Tras la Naksa (derrota) de 1967, se unió al Dr. George Habash y a otros compañeros en la fundación del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), concebido como una fuerza marxista-leninista opuesta al sionismo, al imperialismo occidental y a los regímenes árabes reaccionarios.

Dirigió operaciones guerrilleras a mediados de los años sesenta a través del río Jordán, y más tarde fue comandante militar del FPLP en Jordania y Líbano, antes de convertirse en vicesecretario general del Frente en 1972.

“¡Volvimos para resistir, no para negociar!”

Tras décadas de exilio en Damasco y Jordania, Mustafa regresó a Cisjordania en 1999. Fue célebre por su frase: “¡volvimos para resistir, no para negociar!”, como mensaje de desafío a la ocupación y de reafirmación de que la resistencia continuaría mientras persistiera la ocupación sobre la tierra Palestina.

En el año 2000, tras la dimisión del Dr. George Habash, fue elegido secretario general del FPLP. Su regreso motivó a una gran base popular en los territorios ocupados, convirtiéndolo en un símbolo de oposición firme al acuerdo de Oslo —considerado una rendición— y a la ocupación sionista.

El asesinato

El 27 de agosto de 2001, fue asesinado por dos misiles lanzados desde helicópteros Apache israelíes mientras se encontraba en su oficina en Al-Bireh. Tras su martirio, se celebró uno de los funerales más multitudinarios en la historia de Cisjordania, al que asistieron miles de palestinos.

En respuesta, el FPLP ejecutó la operación contra el ministro israelí de Turismo, Rehavam Ze’evi —quien abogaba por la limpieza étnica de los palestinos—, dejando claro que el asesinato de líderes palestinos sería respondido con resistencia equivalente.

Legado y continuidad de la resistencia

El legado de Abu Ali Mustafa perdura como uno de los símbolos de la lucha de liberación palestina, árabe e internacional. Su nombre lo lleva el brazo armado del FPLP, las Brigadas Abu Ali Mustafa, que opera en Cisjordania y Gaza, combatiendo junto a otras fuerzas y facciones nacionales en medio de la guerra de exterminio que la ocupación ha desatado contra la Franja, y contra el pueblo palestino y su identidad en su conjunto.

Su herencia se mantiene viva en la fidelidad a los principios marxistas-leninistas, laicistas y antisionistas. Según sus palabras, todas las formas de lucha —incluida la lucha armada— son legítimas frente a la ocupación mientras esta permaneciera en Palestina. Rechazaba cualquier paz con el ocupante, el que no garantiza el derecho al retorno de los refugiados y la construcción de un Estado palestino completo “del río al mar”.

Hoy en día, instituciones –desde escuelas hasta clubes deportivos– en los campos de refugiados y las aldeas llevan su nombre, lo que confirma que la memoria colectiva del pueblo palestino alimenta la determinación de resistir, y que preservar el legado de los luchadores de nuestro pueblo es continuar con sus pasos hasta la liberación y el fin de la ocupación de nuestra tierra.

-El equipo editorial de la República de Palestina

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