Las autoridades de ocupación israelí han arrestado a los activistas de la Flotilla del Sumud, que fueron secuestrados mientras participaban en el intento de romper el bloqueo impuesto a la Franja de Gaza, y los han trasladado a la prisión del desierto del Néguev, conocida como «Ketziot», una de las cárceles israelíes más grandes y más duras. Actualmente, los detenidos se encuentran en condiciones catastróficas.

La prisión del Néguev, establecida en 1988 con el inicio de la primera intifada palestina, está situada en el desierto del sur de la Palestina ocupada y se considera una de las cárceles israelíes más grandes destinadas a los prisioneros palestinos. Durante décadas, su nombre ha estado vinculado a violaciones y represión diaria, pues sus secciones han sido objeto de incursiones repetidas por parte de unidades represivas especiales, mientras que los prisioneros se quejan de condiciones de detención inhumanas que incluyen hacinamiento, torturas y restricciones a las visitas.

En este contexto, declaraciones del ministro de «Seguridad Nacional», Itamar Ben Gvir, confirmaron el rostro sionista hostil hacia los pueblos y hacia la humanidad, después de aparecer en un video transmitido por el canal 14 israelí desde el interior de la prisión, diciendo: «Los detenidos de la Flotilla reciben un trato como terroristas». Ben Gvir añadió en el video: «Estamos en la prisión de Ketziot, y como prometí, las personas que vinieron con la flotilla, que apoyan el terrorismo, están en una prisión de seguridad». Y agregó: «Reciben trato de terroristas», describiéndolos como tales.

Estas declaraciones fueron consideradas una incitación directa y una justificación previa de las violaciones cometidas contra los detenidos. Activistas solidarios respondieron de inmediato con el lema «Free Palestine», subrayando que la descripción de Ben Gvir de los detenidos como terroristas revela la naturaleza de la política sionista, que se basa en calificar de terrorismo cualquier acto solidario con el pueblo palestino.
Los datos disponibles indican que los activistas de la flotilla han estado sometidos, desde el momento de su arresto, a un trato represivo que incluye restricción de movimientos, privación de comunicación con el mundo exterior e interrogatorios prolongados en condiciones difíciles. Algunos confirmaron haber sido objeto de insultos verbales y amenazas directas, mientras que las autoridades de ocupación han impedido a los abogados reunirse regularmente con todos los detenidos.
Por su parte, instituciones de la sociedad civil y movimientos solidarios con Palestina exigieron la liberación inmediata de los detenidos de la flotilla, considerando que su arresto constituye una flagrante violación del derecho internacional, especialmente dado que no cometieron ningún delito. El traslado de los detenidos de la Flotilla de la Resistencia a la prisión del Néguev es un mensaje claro del gobierno sionista: la solidaridad con el pueblo palestino se trata como un «crimen».

Este panorama revela que las prácticas de la ocupación no son una excepción ni una reacción pasajera, sino una política arraigada en la estructura del proyecto sionista terrorista, que se basa en la exclusión, la violencia y la criminalización de toda forma de solidaridad con el pueblo palestino. El encarcelamiento de los activistas de la Flotilla de la Resistencia en la prisión del Néguev demuestra que el sionismo no se limita a oprimir a los palestinos en su propia tierra, sino que también busca silenciar cualquier voz global que apoye su derecho a la libertad y la dignidad, constituyendo así una amenaza para la seguridad mundial y los valores de lucha compartidos por los pueblos libres.
Redacción: Bahaa Gásan