El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la resolución número 2803 el 17 de noviembre de 2025 respecto a la Franja de Gaza. Según lo publicado por la página oficial de la ONU, la resolución se centró principalmente en la “creación de una fuerza internacional temporal en Gaza”.
Este título obtuvo el apoyo de 13 países miembros del Consejo de Seguridad, mientras que Rusia y China se abstuvieron de votar, lo que en realidad significa un “sí”. Por lo tanto, el objetivo principal no fue detener el genocidio ni rendir cuentas a los criminales de guerra israelíes, ni establecer un Estado palestino, como se había promocionado.
No habrá un Estado palestino, sino “fuerzas internacionales en Palestina”.
La resolución establece lo siguiente:
“Tras la implementación del programa de reforma de la Autoridad Palestina y el avance en el proceso de reconstrucción de Gaza, podrían finalmente generarse las condiciones para crear un camino fiable que permita a los palestinos ejercer su derecho a la autodeterminación y establecer su propio Estado.”
Este párrafo no significa nada en el contexto de la liberación del colonialismo y el derecho a la autodeterminación; fue incluido en el proyecto de resolución para permitir a los regímenes árabes y presentar la resolución como un supuesto “logro” político.
Además, las condiciones objetivas contradicen esta redacción ambigua, ya que, en primer lugar, era imprescindible detener de inmediato el genocidio en Palestina y rendir cuentas a sus perpetradores. Lo que realmente está ocurriendo sobre el terreno es una división geopolítica de la Franja de Gaza y una expansión acelerada de los asentamientos en Cisjordania, en medio del aumento del terrorismo de los colonos y la formación de nuevos grupos terroristas que buscan imponer el desplazamiento forzoso.
Por lo tanto, la resolución es clara en su título, en su texto y en su objetivo: implicar fuerzas militares de distintos países en el genocidio y en su contribución al proyecto sionista colonial en territorio palestino. Entre las tareas de dichas fuerzas se encuentran imponer la seguridad y desarmar a los movimientos de resistencia; mientras tanto, no hay mención alguna ni referencia a la enorme capacidad militar israelí —incluido su arma nuclear— que representa una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Esto, además, plantea interrogantes sobre el lugar que ocupa actualmente la entidad sionista dentro del sistema imperialista mundial.
¿La entidad sionista ya no es capaza de garantizar los intereses imperialistas?
La entidad sionista recibió un duro golpe el 7 de octubre de 2023, seguido de numerosos ataques desde distintos frentes. En el norte, los ataques de Hezbolá libanés provocaron el vaciamiento de los asentamientos de sus habitantes y golpearon objetivos militares importantes. Desde Yemen, las fuerzas armadas bajo el liderazgo de Ansar Allah continuaron su bloqueo marítimo y atacaron objetivos en el interior del territorio de la entidad. Asimismo, Irán, en respuesta a las agresiones contra su territorio, lanzó fuertes ataques que incluyeron objetivos militares y estratégicos, lo que tuvo un profundo impacto en la sociedad israelí.
El haberse enfrentado a estos golpes, podría haber llevado a las potencias imperialistas a reevaluar la eficacia de la entidad sionista en la protección de sus intereses comunes, sobre todo considerando que el ejército de ocupación israelí nunca ha combatido solo, ya que recibió un enorme apoyo militar de Estados Unidos, consistente en 120,000 toneladas de equipo militar, por un valor superior a 31 mil millones de dólares. Esto se suma al apoyo de inteligencia y logístico proporcionado por el Mando Central del ejército estadounidense/ CENTCOM.
Frente a esta realidad y a la convicción de que la entidad sionista ya no es capaz de proteger los intereses imperialistas, era necesario encontrar una salida bajo un paraguas internacional e involucrando a otros países en este proceso —cuyo éxito es incierto— para restaurar el poder del proyecto colonial sionista como avanzada del imperialismo estadounidense en la región.
Esta estrategia se desarrolla en un escenario geopolítico complicado en la región, lo que significa que la resolución adoptada no es más que el inicio de una nueva fase imperialista bajo la apariencia de lo que se denomina “Consejo de la Paz”, presidido por donald trump.
¡Los actores no estatales son capaces de trazar los mapas!
Durante los últimos dos años, ha surgido el papel de los actores no estatales y su capacidad para ejercer una influencia significativa en la política internacional, ya sea en términos de estrategias militares, capacidades de inteligencia o la posibilidad de producir armamento de manera independiente y mantenerse al día con el desarrollo tecnológico militar.
Entre las repercusiones de estas capacidades —por ejemplo— se encuentra su impacto en las rutas marítimas, terrestres y aéreas, afectando así diversos sectores de la economía, lo cual, por supuesto, contrasta con los objetivos imperialistas. Además, han desempeñado un papel mediático que ha tenido un gran efecto en la opinión pública mundial.
En un contexto relacionado, y basándose en el análisis del pensador Samir Amin sobre el imperialismo contemporáneo, los actores no estatales han desempeñado un papel en la competencia y en la contienda con los Estados por sus capacidades, especialmente en lo que se refiere a los cinco monopolios —según Amin— que incluyen: tecnología avanzada, control de los mercados financieros globales, monopolio de los recursos naturales, monopolio de los medios de comunicación y las telecomunicaciones, y monopolio de las armas de destrucción masiva y la capacidad militar.
Esto podría ser uno de los factores que llevaron a Estados Unidos y sus aliados a presentar un «plan de paz», cuyos objetivos principales eran, por un lado, salvar el proyecto colonial sionista y, por otro, restaurar la relevancia del Estado como actor principal y unidad básica de análisis y control en el sistema mundial.
Probablemente por estas razones, tanto Rusia como China se abstuvieron de votar, ya que el proyecto de resolución constituiría un precedente sobre el cual ambos países podrían basar sus estrategias frente a sus propias crisis. Estas mismas razones ya habían llevado a Estados Unidos a convertir a una organización terrorista —Frente al-Nusra— en un Estado, mediante la toma del poder en Siria, con el apoyo de Turquía, aliada de Estados Unidos.
No hay “veto” cuando coinciden los intereses…
Algunos analistas señalaron que Rusia y China no utilizaron su derecho de veto contra el proyecto de resolución estadounidense, supuestamente a solicitud de los países árabes. Este es un análisis lógico desde el punto de vista formal, pero, por otro lado, los hechos posterioees demostraron que se trataba de un preludio para la resolución del conflicto ucraniano-ruso de manera que favoreciera los intereses y objetivos de Rusia.
Incluso, el plan previsto se llevaría a cabo a través del “Consejo de la Paz”, y con esta táctica, Rusia se liberó de negociar directamente con la Unión Europea, colocando a Estados Unidos como herramienta de presión tanto sobre Ucrania como sobre Europa.
La posición rusa durante estos dos años no se inclinó a favor de detener el genocidio; de hecho, informes revelaron la participación de más de 23 países en el genocidio, incluida Rusia, que fue el mayor proveedor de combustible refinado a las autoridades de ocupación israelíes, representando casi la mitad del total de productos refinados. Así mismo, Azerbaiyán (a través de Turquía) y Kazajistán (a través de Rusia) suministraron aproximadamente el 70 % del petróleo crudo.
Por lo tanto, la convergencia de los intereses imperialistas y el consenso sobre la restauración del papel del Estado en el sistema mundial fueron los principales y no declarados ejes de la resolución del Consejo de Seguridad.
Paradójicamente, una resolución de este tipo viola las funciones asignadas al Consejo de Seguridad y a las Naciones Unidas, ya que contraviene el derecho a la autodeterminación, impone una tutela externa sobre el pueblo palestino, ignora los crímenes de guerra israelíes y comienza a cerrar el camino a cualquier posible rendición de cuentas, al tiempo que refuerza la posición de Estados Unidos en la región.
Portaaviones imperialistas “se atacan entre sí”
Ya no es posible ignorar el papel de Turquía, que actualmente tiene una influencia considerable en Siria, es miembro de la OTAN y constituye un gran obstáculo geoestratégico frente a Rusia. Por su parte, Catar, el segundo “portaaviones” estadounidense en la región después de la entidad sionista, tras haber sido afectado por ataques del ejército israelí, requirió encontrar una fórmula política que equilibrara los intereses estadounidenses (un supuesto plan de paz) promovido por Catar y otros medios árabes, ocultando el término genocidio y reforzando expresiones como: resolución del conflicto, arreglo del conflicto, violación del acuerdo, entre otras.
La resolución 2803 no puede entenderse al margen del contexto imperialista general, que sigue reproduciendo instrumentos de dominación bajo falsas banderas humanitarias. La “fuerza internacional temporal” no es más que una nueva forma de tutela colonial que contribuye a perpetuar el control sobre Palestina y manipula el concepto de autodeterminación.
En este sentido, la resolución de la ONU no representa un paso hacia la justicia, sino una medida destinada a proteger los intereses imperialistas y a restaurar la relevancia del Estado como intermediario de la hegemonía, frente al creciente poder de los actores no estatales que amenazan los monopolios de la fuerza, los medios de comunicación, las armas y los recursos.
Lo que hoy se pretende imponer bajo el nombre de “paz” no es más que un arreglo regional e internacional a expensas de las víctimas, que salva el proyecto sionista y vuelve a trazar los mapas según el equilibrio de poder y los intereses imperialistas, pero no según el derecho.
Bahaa Gasán





