Durante décadas, los palestinos han tratado a la facción (el partido político) como el secreto público más común, ya que las facciones, además de su papel político, constituyen la forma de organización social más grande e influyente en Palestina, y redes que vinculan a miles de activistas de diversas corrientes con sus pares dentro de la misma facción u otras en el ámbito de la acción nacional, en vínculos y relaciones que son productivas por naturaleza, que producen controversia y desacuerdo en ocasiones, iniciativas sociales y políticas, actividades de lucha y cuadros nacionales comprometidos con su comunidad en la línea general del Movimiento de Liberación Nacional Palestino.
A la luz de las sucesivas guerras a la Franja de Gaza, el pueblo de Gaza se ha acostumbrado a que todos los que pertenecen a facciones sean objeto de asesinato por parte del ocupante en diversos grados, y al comienzo de la guerra de exterminio en su versión actual, las fuerzas de ocupación deliberadamente asesinaron a miles de activistas en trabajos de socorro y redes de trabajo social y de ayuda humanitaria. Por lo tanto, no leerás sobre una iniciativa de ayuda llevada a cabo por una facción o militantes cuyos nombres y consignas solías escuchar en una manifestación. El secreto común «facción» se oculta bajo docenas de nombres alternativos, pero esto no significa que la mayor parte del cuadro nacional no esté en condiciones de organizarse y trabajar en múltiples niveles.
Uno de los niveles del proceso del exterminio cometido por el sistema genocida sionista hacia Gaza es la destrucción sistemática de las redes, instituciones y asociaciones de trabajo social, no solo la destrucción de instalaciones, hospitales y sedes de asociaciones, No se trataba solo de la destrucción de instalaciones, hospitales y sedes de asociaciones, sino principalmente de atacar a los individuos y de todos sus intentos de reorganizarse en acciones colectivas relacionadas con la sociedad. Esto va acompañado de la imposición de una hambruna generalizada a los habitantes de Gaza mediante un asedio estricto.
La compañera periodista, autora de este informe, se ha encargado de dialogar con aquellos que siguen trabajando en el terreno, particularmente con los comités de emergencia del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que es la facción palestina con una extensa trayectoria de trabajo comunitario vinculado a su identidad y bases sociales de izquierda. Por supuesto, existen varios ejemplos del trabajo de las facciones y sus activistas de diferentes movimientos en esta área, quizás lo que distingue a la experiencia de los militantes del FPLP de ésta sea el vínculo entre la historia del Frente y su papel como entorno que produjo patrones y conceptos de trabajo voluntario en los años 1970 y 1980 del siglo pasado.
Durante diez meses ininterrumpidos de la guerra genocida lanzada por la ocupación israelí contra la Franja de Gaza, la población civil se ha visto privada del ingrediente principal de sus mesas, una barra de pan que sacie su hambre se ha convertido en un sueño inalcanzable, la ocupación ha adoptado un enfoque basado en la hambruna, destruyendo a las panaderías e impidiendo la introducción del combustible necesario para su funcionamiento y de las materias primas, especialmente la harina, por no hablar del aumento de sus precios, que ha supuesto una pesada carga para los ciudadanos, la gran mayoría de los cuales han perdido sus fuentes de sustento y se han quedado sin hogar.
El Comité de Emergencia del Frente Popular para la Liberación de Palestina «Este es el paraguas que incluye a los miembros del Frente, su personal, otros iniciadores y voluntarios, se compromete a encontrar soluciones prácticas y rápidas basadas en la idea de involucrar a la comunidad en sus diversos componentes en la solución de las crisis de emergencia». El responsable de medios del Comité dice.
Primera experiencia
Las mujeres han asumido el papel más destacado, aguantaron al calor de los hornos de barro, porque no pueden aguantar que arden sus corazones por el hambre de sus niños/as, y en respuesta a su deber patriótico, continuaron su lucha. «Estaban convencidas de la idea de establecer cooperativas de pan, que son panaderías locales (hornos de barro) que funcionan de quemar madera y las ramas secas de los árboles. Hemos puesto en marcha varias de ellas en las gobernaciones de Khan Yunis y Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, como primera experiencia en las zonas más pobladas de personas desplazadas.» A continuación, señala: «lo aprendimos de madres y abuelas que lo llevaron a cabo en el ámbito familiar directo en la primera etapa.»
La experiencia de las cooperativas de pan tuvo éxito y, debido a su éxito, los esfuerzos del Comité de Emergencia continuaron respondiendo a las crecientes necesidades de los desplazados, cuyo número se duplicaba día tras día.
Explica y añade lo siguiente: «Disponemos de múltiples de cooperativas en las que trabajan docenas de mujeres en las cinco gobernaciones de Gaza y producimos miles de barras de pan todos los días. Por ejemplo, las cooperativas de pan de la gobernación de Khan Yunis producen 7000 barras, todos los cuales se distribuyen gratuitamente a las personas desplazadas, así como al resto de las gobernaciones.»
En cuanto al mecanismo utilizado por el comité para llegar a los beneficiarios, es a través de equipos de voluntarios que preparan listas con los nombres de las familias que más necesitan esta contribución. Este mecanismo se aplica al trabajo de los almacenes de alimentos que distribuyen comidas calientes diariamente a las personas desplazadas.
Esfuerzos y desafíos
Además, el Comité de Emergencia del Frente está trabajando a la luz del alocado aumento de los precios de las materias, esforzándose para fortalecer la firmeza de los desplazados y combatir el monopolio de los comerciantes y su explotación de las circunstancias actuales. «Esta es otra batalla, eso requiere una extensa discusión», afirma el responsable, proporcionando diversas ayudas de forma permanente y periódica, como: cestas de verduras y frutas, paquetes de alimentos, además de ayudas financieras a las familias pobres, así como algunos muebles, sombreadores y nailon reforzado que se utilizan para proteger las tiendas de campaña de la lluvia.
Los esfuerzos no se han detenido ahí, sino que con frecuencia se han extendido para distribuir algunos productos que los comerciantes monopolizan y elevan sus precios, como las bolsas de harina, lo que obliga a los monopolistas a vender esos productos a un precio aceptable, según él.
A pesar de estos esfuerzos, el Comité de Emergencia enfrenta muchos desafíos, entre ellos: el creciente número de personas desplazadas debido al empeoramiento del movimiento de desplazamiento, el cierre de los cruces para la ayuda y los bienes básicos, y los ataques directos a los equipos de socorro que trabajan sobre el terreno a pesar de las peligrosas condiciones de la guerra.
Una gran responsabilidad
Hajja Khaldiya, de 67 años de edad, es viuda y mantiene a sus nietos, su hijo, que es el padre de estos niños, fue asesinado a consecuencia de un bombardeo israelí en su zona de residencia durante los primeros días de la guerra. Es una de las mujeres desplazadas a las que el Comité de Emergencia intentó prestar servicios.
«Vine desde el área de Ma’n, al este de Khan Yunis, hasta Al-Mawasi, en el oeste. Mi responsabilidad es grande y aumentó aún más después de que mi nuera abandonó la Franja de Gaza con mi nieto herido para recibir tratamiento, y sus hermanos se quedaron conmigo.»
Asumir la carga
Las circunstancias de Abu Mohammed (54 años) no están lejos de las de Hajja Khaldiya. Fue desplazado de Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza, a Mawasi Khan Yunis.
«Es cierto que la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) nos proporciona harina, pero el costo del pan hoy en día no es sencillo. Mi esposa está enferma y su enfermedad ha aumentado debido al desplazamiento y el cansancio de vivir en una tienda de campaña, por lo que no puede prepararlo.»
Los equipos de voluntarios llegaron a Abu Mohammed, revisaron su situación y registraron su nombre para beneficiarse de las cooperativas de pan. Luego, también recibió ayuda alimentaria.
«Desde entonces, me he aliviado de llevar la carga del pan, la leña y el gas. Incluso cuando nuestra tienda de campaña se hundió a finales del invierno pasado debido a la lluvia y los torrentes, les pedí sombreadores y nailon para sostener la tienda y los proporcionaron lo más rápido posible». Abu Mohammed, igual que la mayoría de las personas desplazadas, considera que se puede hacer más y que hay mucha negligencia en contra de los desplazados, y que estos voluntarios están cumpliendo con su deber, pero, en su opinión, el mundo entero debería venir aquí para ayudar a la gente.
Gran felicidad
Estos frutos no se habrían podido cosechar sin los esfuerzos de las mujeres que trabajan en las cooperativas de pan. «No dudé ni un momento en aceptar el trabajo y participar en la cooperativa de pan lanzada por el comité de emergencia del Frente Popular». Así comentó Zahra, de 41 años, de Bani Suhaila, al este de Khan Yunis, y está desplazada en la zona occidental de Mawasi.
«La oferta llegó cuando formaba parte de una familia desplazada, al igual que otras familias, sufrimos de falta de harina. Incluso si está disponible, la posibilidad de preparar la masa no es fácil, los hornos son pocos y no hay leña ni combustible disponible», afirma que gracias a su trabajo en la cooperativa, Zahra pudo proporcionar ingresos económicos a su familia y ayudar a su esposo en vista del alocado aumento de los precios en los mercados de La Franja. Sin embargo, siente su mayor felicidad en «ayudar a las personas y el impacto que siente cuando recogen los panes con las manos, sin pensar ni tener que llevar la carga de prepararlos o tener su precio.»
Lucha continua
Siguiendo los mismos pasos de Zahra, Tasneem (27 años) y su familia que consiste en cinco miembros, del campamento de Al-Shati, al oeste de la ciudad de Gaza, y una mujer desplazada en la zona de Mawasi, en Khan Yunis.
«Trabajé en la cooperativa de pan afiliada al Frente Popular en la gobernación de Khan Yunis después de ser beneficiaria de ella. Me gustó la idea, especialmente porque las mujeres desempeñen un papel patriótico y ayuden a la gente en estas circunstancias difíciles».
Tasneem compartió con las voluntarias de la cooperativa su deseo de unirse a ellas independientemente del retorno financiero. Fue bien recibida ya que las voluntarias necesitan ayuda urgentemente. Luego, durante cuatro meses, ha estado trabajando con ellas.
«Esta experiencia me ha hecho sentir cierto consuelo psicológico, que había perdido hace mucho tiempo debido al largo tiempo que ha durado la guerra. Estoy feliz con mi papel humanitario. Doy de comer a la gente con pan gratis y hecho con mis propias manos.»
Es de destacar que el padre de Tasneem fue uno de los mártires de la segunda Intifada (levantamiento) palestina, luchó durante mucho tiempo en las filas del Frente Popular contra la ocupación israelí.
Los esfuerzos del Comité de Emergencia del Frente Popular en materia de cooperativas de pan, almacenes de alimentos y otras iniciativas, según lo consideran los organizadores, no son una herramienta de ayuda para alimentar a las personas desplazadas o satisfacer algunas necesidades, sino más bien una herramienta de lucha para mantener la cohesión, la solidaridad, la capacidad de trabajar colectivamente y el compromiso político de todos aquellos que luchan contra el sistema de genocidio sionista. Uno de los organizadores señala que, después de cualquier esfuerzo, solo sentimos negligencia y la urgencia de hacer más por este pueblo firme y valiente. Una etapa diferente de una larga lucha que debemos enfrentar para defender nuestra existencia y nuestros derechos.
La idea surgió con el nacimiento del crimen y continúa con la esperanza de que no quede hambre en la patria provocada por el asesino.